
Hay momentos en que la música deja de ser solo sonido y se convierte en atmósfera.
Esa fue la noche en Zacatecas, cuando ChaskyPum subió al escenario del Foro de Música del Mundo. Tres imágenes bastaron: la silueta iluminada por los flashes, las manos sosteniendo los sintetizadores, la expresión intensa del instante. Capturar eso fue redescubrir lo que significa estar vivo en cada acorde.
La idea no era solamente retratar un performance, sino extraer la sensación del calor colectivo, esa electricidad que une al público con el que pulsa en el escenario, con quien sueña que la fiesta no termina al caer el telón.

Tres fotos. Tres momentos precisos: cuando el beat empieza a construir su estructura, cuando ChaskyPum parece dialogar con cada instrumento, cuando el público responde con su aliento.
En la edición busqué enfatizar contrastes: luces fuertes contra sombras profundas, destellos del escenario que recortan la figura, la textura del sudor o de la atmósfera vibrante. No hay posado: hay movimiento, respiración, música encarnada.
