MÉXCO & USA
En el vestíbulo de la Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”, la obra de Andrea Duarte se despliega como un jardín de intuiciones. Notas de una florista no busca decorar: busca detener.
Doce piezas dialogan entre sí con una textura que respira tierra y óleo. Los materiales no son un medio, son parte del mensaje. Andrea pinta con la paciencia de quien siembra —deja que la materia diga lo que las palabras no alcanzan—.
En esta serie de fotografías, el objetivo fue capturar la atmósfera silenciosa del espacio: el peso del aire, la luz filtrada sobre los lienzos, la presencia de la artista entre sus flores imaginarias. Cada retrato fue pensado como una extensión del gesto pictórico, no como registro.
Notas de una florista habla de transformación: tacones que florecen, peces que nadan fuera del agua, girasoles que miran hacia adentro. Andrea reinterpreta lo natural desde el símbolo, buscando el punto donde lo femenino se vuelve fuerza vital.
Las imágenes alternan entre la artista y sus obras, explorando esa frontera donde la creadora se confunde con lo creado. En la galería, la textura de la pintura y la piedra de Zacatecas conviven con el brillo sutil de una mirada concentrada.
Más que documentar una exposición, este proyecto busca conservar un estado emocional: la calma posterior al acto creativo, el instante en que la florista observa su propio jardín florecer.
